¿Qué es la construcción hermética?

Se trata de un concepto que hace referencia a la calidad de la construcción, así como al grado de comodidad y de consumo energético de un edificio.

Es un aspecto fundamental que requiere de artesanía, conocimientos, experiencia y mimo en la selección de materiales, ya que es una tarea que exige atención al detalle.

El objetivo final de la construcción hermética es evitar los flujos de aire no deseados en el recubrimiento del edificio, impidiendo el paso de aire por los huecos de la construcción para mantenerlo hermético, como su propio nombre indica.

De este modo, se evitan las temidas infiltraciones, que suceden cuando pequeñas corrientes de aire fluyen de forma no deseada por el interior de la estructura.

En qué consiste el concepto de hermeticidad

Como acabamos de comentar, una construcción hermética lo que hace es evitar los flujos de aire no deseados en el recubrimiento del edificio, haciendo que los detalles de toda la estructura sean herméticos. Esto quiere decir que impide el paso del aire y que permanecen sellados en su totalidad, impidiendo que se produzcan las mencionadas infiltraciones. También puede ocurrir que el aire fluya desde el interior del edificio hacia el exterior. Esto recibe el nombre de exfiltración, y también lo combate una construcción hermética.

Existen multitud de herramientas y productos que se utilizan para la construcción hermética de un edificio. Estos pueden usarse desde el inicio del proyecto y/o de manera posterior, como es el caso de las cintas de sellado. Estas últimas permiten aislar aquellas zonas por las que se cuelan las corrientes de viento, por ejemplo, el cajón de una persiana.

Hay que entender que no es lo mismo hablar de construcción hermética cuando nos referimos a un producto que a un edificio. La construcción hermética de un producto normalmente es una característica que hace referencia al nivel de hermeticidad óptima de los detalles de construcción del mismo, mientras que la construcción hermética en general es un término que se emplea para referirse al control y regulación de los flujos de aire de toda la estructura del edificio. La diferencia, a efectos prácticos, es bastante grande.

Uno de los aspectos básicos que hay que tener más claro acerca de la hermeticidad es que debe tener carácter permanente. Con esto queremos decir que la hermeticidad no es un remedio caduco, sino que debe perdurar durante toda la vida útil del edificio.

Por eso, es fundamental llevar a cabo varias pruebas antes de conocer el estado del edificio, así como someterlo a varios tests para conocer el nivel de estanqueidad del mismo. El más conocido en este sentido es el test de Blower Door, una de las mejores pruebas para detectar las infiltraciones que puedan existir en una edificación.

Esta prueba empezó a utilizarse en Alemania a finales de la década de los 80, y en la actualidad es el mejor método para detectar los puntos de entrada incontrolada de aire por la envolvente térmica de cualquier edificio.

Ventajas de la construcción hermética

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Cuando utilizamos conceptos como “hermeticidad” o “construcción hermética”, hay que comprender qué implicaciones tiene y por qué es tan recomendable. Y es que minimizar los flujos no deseados de aire es importante por varios motivos.

Para empezar, permite reducir el nivel de ruido que se sufre en el edificio. Una construcción hermética queda insonorizada, puesto que las filtraciones de aire pueden provocar una reducción del aislamiento acústico de la estructura, escuchando los molestos silbidos que provoca el paso del aire a través de las entrañas del edificio.

Por otro lado, permite conservar en mejores condiciones la edificación. El nivel de deterioro puede ser muy variable en un edificio aislado herméticamente de uno que no lo está. De hecho, el aire del interior al exterior provoca la condensación en la construcción.

Las condensaciones tienen lugar cuando el vapor de agua contenido en el aire se enfría y se condensa en pequeñas gotas de agua. Para cualquier construcción esto es un problema, ya que pueden llegar a producirse importantes humedades a causa de estas filtraciones y pueden causar daños potencialmente graves a la estructura del edificio.

Desde el punto de vista energético también presenta importantes ventajas, limitando el consumo máximo anual de KWH/m2. Diversos estudios han puesto de manifiesto que las infiltraciones y exfiltraciones de aire son uno de los mayores causantes de pérdidas de transmisión de energía a través de la envolvente del edificio, pudiendo llegar este déficit incluso al 33%.

¿El remedio? Optar por una construcción hermética capaz de amortiguar estas pérdidas y mantener un índice BENG óptimo.

Todo ello en conjunto hace que se pueda disfrutar de un mayor nivel de confort en las viviendas, al mantener controlados los flujos de aire, evitando las corrientes y los daños a causa de la condensación de la humedad del mismo.

Potenciando el concepto de habitabilidad

No hay que olvidar que la construcción de un edificio es el primer paso para crear un espacio destinado a la convivencia entre personas. De hecho, la integridad y viabilidad de un proyecto de construcción es solo una parte del proceso que supone hacer habitables esos espacios.

Por eso, apostar por la hermeticidad en las construcciones es tan importante: la protección acústica que este sistema ofrece es muy alta como para ignorarla, y toda la serie de ventajas asociadas a él hace que sea casi un requisito indispensable en según qué zonas.

Y es que el clima, así como otros factores del entorno, pueden condicionar el estado de un edificio y, por ende, hacer más o menos recomendable apostar por hermetizar la construcción.

Sin embargo, independientemente de cómo puedan afectar estos factores a la habitabilidad del edificio, por norma general siempre es aconsejable optar por una construcción hermética en conjunto, no por producto, ya que así nos aseguramos de que la envoltura del edificio está perfectamente aislada y a salvo de cualquier agresión externa.

Los estudios realizados en torno a la hermeticidad han dejado poco margen para la duda en cuanto a su repercusión positiva en la eficiencia energética de los edificios. Si a esto le sumamos la capacidad que tiene una construcción hermética de mejorar la salud y la sensación de confort de quienes habitan en él, podemos considerar esta técnica como una de las más adecuadas para apostar por la optimización de la habitabilidad de los edificios.

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